Si Israel fuera una persona

En gran cantidad de pláticas con personas de distintos países, desde Estados Unidos hasta Argentina y naciones de Europa y Asia, que saben que vivo en Israel, practicamente sin excepción surge la pregunta, ¿cómo es Israel?

Y es que después de trotar por tres continentes y ver un sinfín de culturas, si me preguntan cómo es México, Vietnam o Canadá, me vienen a la mente no solo las características de la geografía y el paisaje sino también los rasgos de carácter que identifican a un grupo de personas como pueblo, ya sea como italianos, sudafricanos, chinos, ecuatorianos, peruanos, uruguayos, etc. En el caso de los estados latinoamericanos por ejemplo, la mayoría tienen abundantes riquezas naturales, casi todos hablan castellano (aunque la mayoría ostentan diversidad cultural y lingüística) y sí, tienen un gusto particular por la música y el baile (unos más que otros), se tiene en alto el concepto de familia, etc.

Sin embargo hay ciertas características específicas de la forma de ver la vida, de relacionarse unos con otros y de actuar, que están influenciadas por el ambiente, la experiencia como pueblo y las metas individuales y de país. Aún con todos nuestros atributos comunes como latinos, un costaricense es diferente a un chileno y a su vez ambos son distintos de un paraguayo.

Así, mi respuesta sobre Israel definitivamente se enfoca no únicamente en la geografía sino en la gente y su idiosincracia. En varias ocasiones he escuchado de personas provenientes de diversos países con riqueza histórica, cultural y natural, especialmente en América Latina, la frase: “Si nuestro país es muy rico, el problema son los “…. ” y terminen la oración con el gentilicio que mejor les parezca.

En Israel funciona exactamente al revés. La tierra es inhóspita (más del 50% del territorio es desierto), la estabilidad de la región es volátil. Esta pequeña nación, que se recorre de norte a sur más o menos en seis horas en coche, se encuentra rodeada de países con los que la situación de paz no está garantizada el día de mañana , y con quienes las relaciones comerciales no se definen como rimbombantes. Lo que esta tierra tiene en abundancia es energía creativa proveniente de sus habitantes, de los israelíes y su conexión creativa asociada con el cielo.

Así que, para responder a la pregunta de ¿cómo es Israel? me di a la tarea de extraer los rasgos comunes que he descubierto poco a poco durante mis vivencias de formar familia en Israel (casada con israelí y criando niños en dos idiomas) además de un sinfín de encuentros personales y pláticas que he sostenido con Israelíes, desde miembros del Knesset (Parlamento Israelí), hasta empresarios, estudiantes, amas de casa, educadores, meseros, taxistas y un montón de personas más con las que me topo en la vida cotidiana, desde hace poco más de cinco años.

Con base en el espíritu que veo en la gente cada día, el sentido de lugar y de la historia, he encontrado que si Israel fuera una persona sería así:

1. Informal. Una de las cosas que más me sorprenden de los israelies es su informalidad. Por principio de cuentas en el hebreo moderno no existe, como en el castellano utilizado en algunos países, la forma de hablar de respeto (o distanciamiento) y la de confianza. No existe el usted y el tú. La comunicación es informal, y es por nombre. Los niños le llaman por nombre a las educadoras y a los padres de sus amigos, desde el jardín de infantes. No existe el “miss, maestra, señorita, profe, etc.” Simplemente, las personas tienen el mismo valor y la comunicación es al mismo nivel. La forma de vestir también es informal. El tema del saco y la corbata o el vestido largo son practicamente inexistentes en Israel, excepto en los actos oficiales y por respeto a los invitados internacionales.

2. Sociable. No quiero decir con esto que todos los israelíes son extrovertidos. Sin embargo, la gran mayoría se sienten cómodos al entablar relaciones y es parte de la cultura motivar la socialización. Prácticamente cualquier actividad familiar, social o empresarial, inicia con el “Kabalat panim”. La mejor traducción sería la bienvenida o el “mingling”, tiempo en el que hay la oportunidad de parlotear con los conocidos y conocer gente nueva, en lo que son campeones. Un israelí nunca esperará a que le presentes a alguien, él o ella iniciarán la conversación. Mantenerse conectados es parte de la cultura. La mayoría pasan hablando por teléfono mientras conmutan, ya sea en su auto con el celular en altavoz, en el tren, autobús, peatones en las calles, etc. El espíritu social genera una sensación común de que juntos, se puede mejorar cualquier situación.

3. Directo. Si hay algo característico de otros pueblos es la ceremoniosidad, el protocolo y la danza de dar 10 vueltas alrededor del punto antes de decir las cosas claras y directas. No es así con los israelíes. Son directos y dicen las cosas sin pelos en la lengua. Si alguien tiene un duda, pregunta. Si algo no le parece, lo dice. Si tiene una idea diferente que considera de valor, la externa. Si no está de acuerdo, argumenta. Esta es una de las características que genera más choques culturales con personas de otros países, que se caracterizan por tener mayor “tacto” para decir las cosas. La ventaja con un israelí es que siempre se sabe donde está parado, tanto en las relaciones personales como en los negocios.

4. Discutidor. Algunas culturas tratan de evitar las discusiones a toda costa, posponiéndolas o utilizando mediadores. En el lado reverso de la moneda, el ADN israelí tiene el gen de la discusión.  De hecho un refrán común que dice “dos judíos, tres opiniones”. Y no es sólo el énfasis cotidiano y litúrgico en hacer preguntas lo que contribuye a esta característica de la personalidad sino el valor tradicional que ha colocado el Judaísmo a la participación de diferentes opiniones en una discusión. De hecho en el 2015 un grupo de psicólogos en Estados Unidos llevó a cabo un estudio comparativo sobre el factor de la personalidad en la población judía y no judía. Los resultados muestran que los judíos tienden a argumentar de forma madura, socialmente sensible, alegre, y de mente abierta. Por ejemplo, es característico de dos extraños en Israel tener un fuerte desacuerdo y al final darse una palmada en la espalda y llamarse “Aji” (hermano) y comprarse un café. Un latino después del mismo desacuerdo podría guardar rencor durante años, mientras que los israelíes simplemente expresan su opinion y tienen una pequeña batalla de voluntades.

5. Analítico. Los israelíes por lo general reflexionan en sus acciones y toman decisiones seguros de sí mismos. Son ávidos para generar discusiones bien argumentadas. Una conversación cotidiana está llena de preguntas, aún las más simples como la logística familiar o la organización de reuniones profesionales, para decidir con base en la mayor cantidad de información relevante posible. Usualmente se toman tiempo suficiente para reflexionar en decisiones importantes. Una de las grandes ventajas es que así, continuamente aprenden cosas nuevas y desarrollan una gran capacidad para ver los problemas desde fuera. Esto genera un tipo de voluntad con deseo de progresar. Es común formar grupos para analizar todo tipo de cosas. Por ejemplo, recientemente me añadieron al grupo de whatsapp de padres de familia del jardín de infantes de uno de mis hijos, en donde 58 padres y madres, analizamos juntos (con gran debate) y durante varios días, decisiones sobre los talleres que se ofrecen a los niños, la opción de aumentar una educadora según la cantidad de infantes, la organización de las festividades, y un sinfín de otros temas, con resultados sorprendentes para todos los involucrados.

6. Cálido. A pesar de vivir bajo amenaza existencial constante, los israelíes han desarrollado una calidez humana que permite a todos sentirse como en una gran familia (en un apartamento demasiado pequeño diría yo). Y como buenos miembros de familia grande, es típico de los israelíes decirse qué hacer unos a otros. Sí, los desconocidos pueden hacerte preguntas personales después de pasar dos minutos a tu lado en la cola del supermercado. La familiaridad en Israel llega a tal grado que una persona puede gritarte en la calle, y la sensación es que uno de tus hermanos te está gritando. Al final del día el te quiere y tu también. No es personal. Es característico en Israel llegar a casa de los amigos a tomar café sin previo aviso, u ofrecer el hombro para llorar. Cada relación de amistad aquí es un elemento relevante a la supervivencia, mucho más que la situación económica. La calidez hace que en Israel se viva un ambiente íntimo prácticamente en donde quiera que vayas. De hecho, la primera vez que mi padre nos visitó me dijo: “a pesar de que no hablo el idioma, la calidez de la gente acá me hace recordar mi infancia en Honduras hace 50 años.”

7. Divertido. El típico israelí tiene un gran sentido del humor, basado en el amor propio y la capacidad de reirse un poco de sí mismo. Su trato es agradable y usualmente está listo para la siguiente aventura con sus amigos. Sin importar la edad, los grupos de amigos son centrales en la vida israelí. Desde los cuates de la cuadra o del pre-escolar hasta la edad avanzada, quienes frecuentemente organizan viajes dentro y fuera del país e invertir tiempo en actividades recreativas. En Israel las personas de la tercera edad tienen un sentido del humor que no he visto en otros países, haciéndose bromas unos a otros y manteniendo relaciones relajadas y divertidas con los miembros más jóvenes de la familia.

8. Espontáneo. El israelí tiene una tendencia interior a ser guiado por sus impulsos. Son naturales y dejan que las cosas tomen su curso. No son partidarios de la planificación, por lo que tienden a improvisar y a ser creativos. Estas pequeñas dosis diarias de actividades espontáneas le permiten a la mente explorar su capacidad y mantenerse abierta. Prácticamente en cada historia de éxito empresarial israelí, hay una dosis de una oportunidad inesperada, una conversación fuera de la agenda y un impulso por la aventura de resolver un problema. Este rasgo de carácter también les ayuda a concentrarse con lo que tienen usualmente a la mano. Ya que la historia les ha enseñado que la certidumbre no existe en Israel (ni en ningún otro lado, diría yo), han encontrado en la espontaneidad una forma de lidiar con situaciones inesperadas, ayudando a minimizar el estrés acumulado en el día y en el ambiente geopolítico de la región.

9. Energético. Al israelí le gusta vivir la vida al máximo cada día. La energía creativa que mencionaba al inicio está arraigada en el espíritu de las personas. En términos básicos, según la ley de conservación de la energía, ésta no se produce ni se destruye, se transforma. Y eso es lo que se vive en Israel. El concepto de la conexión creativa asociada con el cielo y el significado en la vida impulsan la energía interior, que pasa de uno a otro tomando diferentes formas al relacionarse con los demás, dejando a su paso una sensación de inspiración.

Y aquí la energía creativa en acción: el impresionante desarrollo, que algunos llaman el milagro de “Jaffa” a “Java” en tan solo 60 años, inspira a cualquier visionario, emprendedor, inversionista y soñador. La importancia de Jerusalén como centro espiritual del mundo que da la bienvenida a todas las naciones, inspira a cualquiera que anhela una conexión más profunda y poderosa entre el cielo y la tierra. La diversidad y pluralismo cultural en un territorio del tamaño de El Salvador, enriquece el espíritu y motiva a expresarse con libertad. La habilidad y voluntad israelí de compartir conocimiento, ha apoyado el desarrollo global, proveyendo herramientas a miles de personas para el desarrollo de sus propias comunidades aunado a una poderosa dosis de inspiración. La enseñanza a los niños que no hay pregunta tonta, les empodera y permite mantenerse curiosos toda la vida. Esto mantiene encendida la chispa de descubrir y aprender hasta el último día de vida. El enfoque de investigación que inspira innovación y soluciones genuinas a problemas reales en el mundo energiza los mercados de capitales de riesgo y tecnologías de futuro. La vida centrada en la familia que permite a la sociedad liberar miedo y ansiedad inspira a una conexión más profunda con cada persona que nos rodea y da descanso al alma al sentir que por difícil que sea cualquier situación, nunca estamos solos.

Así que si conoces Israel solo de oídas y por los medios de comunicación, te recomiendo que visites, lo vivas, y te autorecetes la dosis de energía creativa que encontrarás en este pequeño país con grandes ideas.

 

 

 

 

 

Compartir esto
Photo By: Yehoshua Yosef

Leave A Comment

Your email address will not be published.

Show Buttons
Hide Buttons
Skip to toolbar