Nazaret como en los días del Maestro
Imaginen poder caminar en Nazaret en los tiempos de Jesús, conociendo cómo era la vida en el primer siglo. ¿Cómo se vivía en esta tierra cuando el Maestro caminó en ella? ¿Cómo eran sus casas, su ropa, su comida? ¿Cómo sería un día en sus vidas? Ese sueño de los peregrinos cristianos, prácticamente imposible dado el desarrollo actual de la ciudad, puede hacerse realidad en un lugar único, Nazareth Village (Aldea Nazaret).
Para que se den una idea de cómo es la ciudad de Nazaret hoy, han de saber que conocida como la “capital árabe de Israel”, puesto que la población es predominantemente árabe israelí, musulmanes (69%) y cristianos (31%). Tras diversas culturas asentadas en esta tierra santa con el paso de los años, la pequeña población en la colina se ha convertido en una señora metrópoli donde el turismo religioso es el principal negocio. En cada lugar santo hay una construcción bizantina o romana, el bullicio de turistas intentando entrar “exactamente al lugar donde sucedió” y tomar la mejor foto del recuerdo para postearla cuanto antes a su fb o instagram.
En medio de todos esos lugares santos cubiertos por iglesias, se encuentra un auténtico tesoro arqueológico y cultural, La Aldea Nazaret. Excavaciones arqueológicas extensivas muestran que este lugar extraordinariamente conservado es hogar de un lagar enclavado en el lecho de una roca de más de 2000 años de edad. Los restos del lagar, torres de vigilancia, terrazas, sistema de riego alimentado por un manantial y canteras de piedra cuentan la historia de una granja a las afueras del casco antiguo de la ciudad original de Nazaret. La ladera se conservó intacta en los terrenos baldíos de 6 hectáreas adyacentes al Hospital de Nazaret, establecido en 1906 por la Sociedad Médica Misionera de Edimburgo, ahora el Nazareth Trust.
Casi 100 años más tarde comenzaron las excavaciones para desenterrar los tesoros arqueológicos y nació el sueño de mostrar al mundo cómo era Nazaret en los tiempos de Jesús. En 1996 Nazareth Village comenzó a realizar estudios de campo de excavaciones antiguas y actuales y pasó dos años recopilando información de los textos antiguos. El resultado fueron crecientes evidencias con respecto a las técnicas de agricultura y de construcción de aldeas agrícolas judías en la época romana temprana.
Sobre la base de investigaciones históricas y de campo, las terrazas fueron restauradas a su estado original, y se construyó un pueblo recreando Nazaret del siglo primero con la mayor precisión posible, incluyendo casas, una sinagoga, mikve o baño ritual y almazaras (molino en que se extrae aceite de las aceitunas), utilizando materiales y métodos de construcción de José, el carpintero, que según la explicación del guía en La Aldea Nazaret, no sólo trabajaba en carpintería como se conoce en la tradición cristiana, sino también en albañilería ya que la profesión en ese entonces era albañil-carpintero.
Los visitantes a Tierra Santa por lo general sólo ven las piedras muertas de ruinas antiguas. Sin embargo, los matices geográficos y culturales de las enseñanzas de Jesús son en la mayoría de los casos cruciales para comprender su significado. La Aldea Nazaret logra ofrecer una experiencia cultural de la vida cotidiana del primer siglo a los visitantes. Esa sensación de película de tiempos bíblicos es precisamente la que se siente aquí. De hecho, dada la precisión de la recreación de los lugares y las actividades, ha sido utilizada como set de grandes proyectos cinematográficos sobre los evangelios.
Este singular paraje recrea Nazaret en los días del Maestro. Cada lugar toma vida a través de “aldeanos” que viven y trabajan con el tipo de ropa de antaño, utilizan cerámica, herramientas y métodos utilizados por los personajes de los evangelios. En La Aldea Nazaret cobra vida una granja con ovejas, cabras y burros, un lagar de trabajo, una auténtica cantera de piedra del siglo primero, terrazas, y campos cultivados con viñedos, olivares y granadas. Mientras los visitantes conocen a Shimon el pastor, unos niños pasan corriendo detrás de los burros. Más adelante en el recorrido encuentran a Miriam, que se dedica a tejer la ropa que toda su familia usará para cubrirse del frío y del calor. Mientras los adultos trabajan en sus labores, los niños les ayudan y aprenden sus oficios.
Además los visitantes pueden experimentar cómo escuchó un público del siglo I, en una sinagoga o en los campos, las palabras de Jesús. Su enseñanza tenía de ser lógica para la audiencia, por lo que Él tenía que usar historias con las que ellos pudieran relacionarse. Sabiendo cuánto esperaba un agricultor a que crecieran sus semillas, Jesús contó la famosa parábola sobre la semilla que se planta en diferentes tipos de tierra. Conociendo cuán valiosa era una oveja, contó la historia de la oveja perdida. Sabía cómo es vivir en una casa y una comunidad del siglo 1.
Y como mejor puedo describir la vida en ese tiempo después de mi visita a la Aldea Nazaret: sencilla, simple, esforzada y completamente en comunidad. Recorrer unas horas el ambiente en que vivió el Maestro es una experiencia que no hay que dejar pasar al estar en Nazaret.
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