Feliz Pésaj, en plena luna roja

Esta noche en Israel, justo en la fecha en que ocurrirá un eclipse lunar conocido como luna roja, celebramos Pesaj, el éxodo de Egipto, la odisea que nos llevó de la esclavitud al desierto, del desierto al Sinaí y a la tierra prometida.

Mientras el mundo occidental festeja la semana santa, Israel celebra una de las festividades más importantes del año, la fiesta de los Panes sin Levadura, llamados en hebreo: matzot. Y para darles una idea de cómo es el ambiente alrededor de la festividad, todos se preparan para una semana de descanso total. Los preparativos incluyen una limpieza profunda de la casa en búsqueda de “jametz”. Todo tipo de alimentos que contengan levadura y cualquier tipo de masa leudada son retirados durante una semana de la cocina y si es que algo queda en la casa, se pone en bolsas plásticas cerradas y apartadas en la alacena, ya que solo se comerá matzá.

Por primera vez he visto una celebración nacional que incluya que fábricas detengan sus actividades para hacer limpieza y los supermercados dejen de vender productos tan básicos como el pan y cereales de trigo por una semana entera. ¿Qué se vende en el super? de seguro se preguntarán. Matzot, por supuesto, panes kosher para Pésaj, sin levadura, y de otros cereales.

El primer dia de Pésaj que llegué al supermercado, dos pasillos completos de panes, harinas y pastas, estaban cubiertos por unas telas (¡no se vendía nada contenga levadura!)  y en los anaqueles los reemplazaban unas tostadas de arroz y avena, y todo tipo de botanas de maíz, ¡hasta Doritos nachos!

Por otro lado, las tiendas venden todo tipo de utensilios de cocina y vajillas, ya que es costumbre utilizar una vajilla nueva para la cena de Pésaj. Se compra un regalo para la familia anfitriona y la noche que abre la celebración hay que prepararse para volver a casa en la madrugada ya que se lee toda el Hagadá, contando la historia del éxodo de Egipto.

“Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre; pues Dios os ha sacado de aquí con mano fuerte”. Exodo 13.3

El libro Hagadá de Pesaj es la historia del Éxodo. Se lee completo durante la noche de Seder que es una celebración que integra los temas más básicos de la identidad nacional judía. Fue precisamente en la noche de Pesaj cuando Israel se convirtió en un pueblo –de hecho, el profeta Iejezkel (Ezequiel 16:4) llama a Pesaj “el día de su nacimiento”.

Alrededor de la mesa de la celebración, hay libros de Hagadda en cada lugar para que cada persona pueda seguir todas las lecturas, respuestas, y alabanzas durante la noche. Es muy importante la participación de todos en la familia, hombres, mujeres y niños, desde el más pequeño hasta el más grande.

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Se asignan turnos de antemano o sobre la marcha mientras se lee la Hagadá, asegurando que todos lean una pequeña parte. Esto fomenta la educación de los niños sobre el Éxodo de Egipto. La Torá nos dice cómo manejarnos con cuatro clases específicas de hijos: el hijo sabio, el hijo malvado, el hijo simple y el que no sabe cómo preguntar.

Durante la noche a los niños o a algunos adultos se les asigna un personaje de estos 4 tipos de hijo para que hagan la pregunta: ¿Por qué esta noche es diferente a las demás? Sin importar qué tipo de persona seamos cada uno de nosotros, el judaísmo motiva la curiosidad y el espíritu para preguntar aún acerca de las cosas de la fe.

¿Qué personaje creen que me asignaron a mí? Mi suegro, quien llevaba el seder, rompió la tradición y me asignó el hijo malvado, que resultó más chistoso que malvado, pues con ayuda de todos, logré leer la respuesta, ¡en hebreo!

En el transcurso de la noche se beben cuatro copas de vino, dando una expresión tangible de las cuatro expresiones de redención que figuran en las Escrituras, las cuales se vieron concretizadas en la redención de Egipto y en la subsecuente entrada a la Tierra de Israel.

Las 4 copas: Los liberaré, los tomaré, los redimiré, los salvaré. Lo que Dios hace con nuestras vidas.

“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: “Yo soy Jehová. Yo os sacaré de debajo de las pesadas tareas de Egipto, os libraré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con gran justicia.
Os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy Jehová, vuestro Dios, que os sacó de debajo de las pesadas tareas de Egipto.”                                                                                               
Éxodo 6:6-7

En el plato del Seder de Pésaj hay seis elementos:

1. Zroa. Símbolo del cordero de l sacrificio de Pésaj. Es lo único que hay en el plato principal que no se come durante la noche.

Me recordó la importancia del cordero: sin el sacrificio de su vida, las familias hubieran salido de Egipto sin su primer hijo y la esperanza de una nueva generación se hubiera perdido. Este es el único símbolo que se conecta a las  celebraciones cristianas de la Pascua, como Yeshua como cordero pascual.

2. Huevo cocido. Símbolo de las ofrendas hechas en el templo. Está quemado, como el templo está destruido.

3. Maror. Hierbas amargas, símbolo de la amargura de la esclavitud.

Siempre es bueno que el hombre recuerde en los tiempos buenos, aquellos tiempos en los que no le fue tan bien para que de esa manera aprenda a valorar lo que hoy posee y sea agradecido a Di’s que le permitió llegar a eso.

4. Karpaz. Hierba de primavera, que luego se moja en agua salada, que indica que el renacer a la libertad es duro.

5. Jaroset. que simboliza la arcilla con que se moldearon los ladrillos de los palacios egipcios.

6. Jazeret. Al comienzo el exilio egipcio fue placentero, pero pronto se convirtió en muy amargo. Así también al principio la lechuga es dulce pero luego sentimos su gusto amargo.

Durante la historia se recuerdan las plagas con las que Dios hirió a los egipcios. De la copa que llenamos, vaciamos una parte con la mención de cada plaga. Es un símbolo que nuestra felicidad se ve menguada por el sufrimiento aún de quienes son nuestros declarados enemigos.

Otra parte muy particular sobre la noche es el Daienu: “nos habría bastado”, la respuesta en coro que todos dan, al escuchar cada uno de los puntos del Éxodo: La liberación de la esclavitud, la división de las aguas, el maná en el dierto, conducirnos a través del desierto, la Torá y la tierra prometida. Mostrar agradecimiento por la dmensión espiritual que todo ello ha significado y significa hoy para cada uno de los que celebramos Pésaj.

La parte favorita de los niños es la búsqueda del Afikoman, un pedacito de matzá, que se esconde al incio de la noche. El jefe de la casa, o quien dirige el seder, divide un matzá en dos partes. La parte más grande se esconde y en un momento dado, se envía a los niños a buscarlo y quien lo encuentre recibe un pequeño regalo.

Después de recitar todas las bendiciones de las copas y los elementos del plato del seder, cenamos. Y qué cena: pescado al estilo marroquí de la abuela, una barra de ensaladas que corría por la mesa todo el tiempo y después una variedad de pollo y carnes. Después de semejante banquete, con la panza llena y el corazón contento, continuamos la historia y las canciones, en un ambiente de festividad y agradecimiento.

Esta noche hicimos de todo en familia: leímos Torá, comimos, bebimos, recordamos, reímos, nos lamentamos, y nos vimos a nosotros mismos, como si hubiésemos salido de Egipto. Recordamos el pacto con Dios y salimos de la celebración renovados.

 

 

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Photo By: Nir Barav

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