Ixcanul en el Festival de Cine de Jerusalén
Hoy en la cinemateca de Jerusalén he tenido una interesantísima conversación con Jayro Bustamante, joven guatemalteco que se ha convertido en una luz de esperanza al orgullo nacional chapín. Su primer largometraje ha hecho historia como la primera participación de una película guatemalteca en la Berlinale, en donde recibió el Oso de Plata Premio Alfred Bauer a la innovación cinematográfica. En América Latina, Ixcanul se coronó como Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias en Colombia, mejor película Iberoamericana y mejor director en la 30 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) en México este año.
Esta semana Ixcanul se presentó en el Festival de Cine de Jerusalén, uno de los más renombrados en el Medio Oriente. La cinta del escritor-director Jayro Bustamante es una co-producción de La Casa de Producción de Guatemala y Tu Vas Voir de Edgard Tenenbaum basada en París. Rodada en lengua maya, Ixcanul presenta la historia de María, una joven mujer que vive en una comunidad de habla kaqchikel al pie de un volcán activo en las montañas de Guatemala.
Ixcanul presenta las interpretaciones de María Telón y María Mercedes Coroy, madre e hija en el filme, quienes con su mirada triste dan fuerza a las protagonistas, que no hablan otra lengua que la kaqchikel.
En un entorno de prácticas ancestrales, los absurdos se van revelando uno a uno, a través de la relación no recíproca del mundo mestizo y el indígena. Las contradicciones en la vida de las familias indígenas parecen lejanas a la sociedad civilizada, pero ocurren hoy en día. Sin embargo, quienes las viven de cerca a veces las pierden de vista.
Las vivencias de Jayro en París, como a cualquier joven latinoamericano que sale de la sociedad en donde vive, le dieron nuevas perspectivas.
“Salir del mundo donde vivís te abre los ojos. Hay cosas del mundo que son tan duras en un país que simplemente ya no las ves. Cuando salí de Guatemala y la vi desde afuera, me volví sensible a ciertas cosas a las que había perdido sensibilidad.”
Jayro Bustamante creció en la región Kaqchikel Maya en Guatemala. Su madre le puso en contacto con María y Jayro quedó tan impresionado con su historia, que decidió examinar estas condiciones de vida para poder hablar del tema desde una perspectiva auténtica y cercana.
A través talleres con organizaciones de ayuda a la mujer indígena en Guatemala, decenas de mujeres le contaron sus historias. En este proceso, Jayro comprendió la conexión especial de la mujer maya con los rituales de sus madres y abuelas. La trama de la película toma el ritmo de una vida definida por las creencias y tradiciones ancestrales y se va construyendo a partir de las historias verídicas que el director fue recopilando. De hecho, el filme fue rodado en la finca cafetalera de sus abuelos.
Es inusual que un hombre joven quiera levantar la voz acerca de la situación de la mujer en su país. Para Jayro es una cuestión de respeto.
“En general respeto a hombres y mujeres, pero las mujeres me causan un respeto más grande, en especial la mujer guatemalteca. Me parece que hacen doble trabajo. Los hombres con facilidad llegamos de A a B, pero las mujeres tienen que da un sinfìn de vueltas. En el camino se encuentran un montón de estereotipos y razones por cuales ser discriminadas: pobres o indígenas o solteras o analfabetas, etc.”
El proyecto inició con la intención de contar una historia que a Jayro le había impactado personalmente y mostrar la imposición de la cultura en la vida de María quien fuera incapaz de determinar su propio destino. Pero conforme se desarrolló el guión, la película se convirtió en la historia de millones de mujeres guatemaltecas. De hecho eso fue lo que María le dijo a Jayro al darle la oportunidad de contar su historia:
“Podés contarla porque no es sólo mi historia, es la de muchas mujeres en Guatemala”.
Lo que este joven director guatemalteco no anticipaba era que su primer largometraje causara, como un volcán activo, una explosión de respuestas en la industria cinematográfica mundial.
Me contó con una sonrisa una anécdota sobre la respuesta del equipo de producción al escuchar la historia que convertirían en película:
“La maquilladora es francesa y en cuanto le conté la historia, inmediatamente me dijo que estaba lista para venir cuando iniciara el proyecto. Le dije que iniciaríamos el rodaje en Septiembre. Al día siguiente me llamó para decirme que había comprado el billete y que estaría en Guatemala a principios de agosto.”
En Israel Jayro se presentó para una sesión de preguntas y respuestas sobre la cinta y en su percepción de este país tan controvertido señaló:
“No he paseado mucho en Israel. Hemos estado trabajando. De lo poco que he visto, la verdad no me esperaba una nación tan próspera y tan diversa. Me siento seguro aquí y aunque estamos en Jerusalén, no he sentido ni la sombra del conflicto.”
Este joven director que tuvo la habilidad de contagiar su pasión por la historia de María a todo su equipo de producción, ahora también ha conquistado el corazón de los jueces en festivales de gran embergadura internacional. La incógnita está en cómo recibirá la cinta el público guatemalteco.
El próximo mes de agosto se estrenará en Guatemala. Hay una gran expectativa en el país y en especial para Jayro, ya que Ixcanul no es una película sobre la cultura indígena sino una que se desarrolló desde el interior de la misma.
“Me intriga saber cómo reaccionarán los guatemaltecos. Hemos tenido una historia de rechazo a nuestras raíces, así que somos un pueblo al que le cuesta aceptar quien es. Probablemente como la peli ya ha sido apreciada en el extranjero, será más fácil para el guatemalteco digerirla.”
En una tierra como Guatemala, en donde las figuras de gobierno se vienen abajo una a una, donde la religión desilusiona a la población una y otra vez y las personas empiezan a ver con nueva sensibilidad la realidad que ha vivido la mujer de generación en generación, un hombre que lleva a la pantalla grande la historia de una mujer indígena kaqchikel, recolectando en el camino premios en festivales internacionales de cine, se encamina a ser un modelo a seguir para la juventud guatemalteca con respecto al pensamiento global y moderno.
Por último les dejo no sólo a mis queridos chapines, sino todos los latinos, una frase llena de esperanza de este joven director, quien este año se ha constituido como una de las revelaciones latinas en la industria de la cinematografía, alguien sabe quien es, de dónde viene y qué desea para sus compatriotas.
“Creo que parte de los absurdos de la sociedad guatemalteca vienen del miedo, el miedo a la libertad. Si pudiera cambiar algo de la sociedad guatemalteca, me gustaría que fuéramos más curiosos, que se perdiera el miedo”.